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COn el musicólogo, Luis Antonio Bonilla

Se trata de un conversatorio a cargo del Musicólogo, Luis Antonio Bonilla Meza, que tendrá lugar en el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo Quinta de San Pedro Alejandrino, con ingreso gratuito.

‘Del verdadero autor del Helado de Leche’, se denomina el conversatorio que sobre uno de los temas musicales insignes de Santa Marta, tendrá como escenario el conversatorio dirigido por el Musicólogo, Luis Antonio Bonilla Meza.

Esta tertulia, se realiza este martes 15 de octubre desde las 5 de la tarde en la sala Jorge Elías Triana del Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo Quinta de San Pedro Alejandrino, con ingreso gratuito.

Hablar de El helado de leche es referirse a la historia musical de Santa Marta, de los carnavales, del Club Santa Marta y del fútbol samario. En otras palabras: es aludir al Patrimonio Cultural de la ciudad de Bastidas.

Al respecto, el conferencista invitado afirma que “El helado de leche”, composición musical emblemática de la ciudad de Santa Marta, que reemplazaba a valses como el famoso Danubio azul en la celebración de matrimonios y eventos de la ciudad, “definitivamente no es de un compositor colombiano, aunque sigue suscitando una telaraña de interrogantes que de ser dilucidados enriquecerán las reflexiones sobre nuestro patrimonio histórico inmaterial”.

La historia conocida de esta composición proviene de la tradición oral, el investigador y melómano dice que a muchos compositores costeños se les atribuyó la autoría de esta interpretación. “El primero fue el doctor Gabriel Angulo, médico, músico y compositor, creador y director en 1909 de la Banda departamental. Es muy posible que él conociera la composición y le hubiese hecho un arreglo orquestal para ser interpretada por la Banda. El doctor Angulo tenía una farmacia en Ciénaga en la cual trabajaba como boticario el señor Eulalio Meléndez, a quien también se le cita como autor de la obra.

Afirma, Luis Bonilla que el historiador musical Adolfo González Henríquez, en su artículo publicado por la revista Diners, “La música costeña en los años 20”, lo cita como el verdadero autor de la acción. También se le atribuye la autoría al músico samario Rubén de Aguas.

Sin lugar a dudas, esta composición sencilla, exquisita, fácil de tatarear y recordar, posee las características que tienen las piezas musicales que llegan para quedarse, convirtiéndose en clásicas en el gusto musical de la gente.

“Con base en investigaciones realizadas el verdadero autor de ‘El helado de leche’ se trata de uno de los músicos más grandes que ha dado la América en toda su historia, el músico mexicano Manuel M. Ponce, considerado como el padre de la nacionalidad musical mexicana y autor de canciones tan bellas como Estrellita y A la orilla de un palmar”, afirma Bonilla Meza.

En su extensa obra para piano, el maestro Ponce escribió veinte piezas, a las cuales tituló 20 piezas fáciles para piano sobre temas mexicanos. “De estas obras la número 10, ‘Yo no sé qué decir’, compuesta en ritmo (tempo) de danza popular, corresponde a la que nosotros llamamos El helado de leche. De esta manera se aclara también que esta pieza, pese a lo que afirmaban algunas personas, nunca fue un danzón o danzonete”, explica el musicólogo.

Al respecto, explica Luis Antonio Bonilla que es de suponer que alguien trajo la partitura a Santa Marta a comienzos del siglo pasado, pues en aquella época existían muchos pianos en las casas y no había discos todavía, por lo que la única forma de escuchar música era en vivo, es decir, interpretando los instrumentos valiéndose en ocasiones de las partituras que se podían comprar. Por eso se puede  conjeturar que el doctor Gabriel Angulo, poseedor de profundos conocimientos musicales en armonía, ritmo y contrapunto, pudo haber conocido la melodía y haberle hecho un arreglo para que la interpretara la banda de Santa Cecilia, dirigida por él en aquel tiempo.

“Ahora, cuando por fin sabemos con absoluta certeza que El helado de leche es una pieza musical mexicana escrita por el maestro Manuel M. Ponce, compuesta originalmente para piano con el título Yo no sé qué decir, en ritmo de danza popular; creo que los samarios tienen una deuda de gratitud con el maestro Ponce. Sería plausible que se le rindiera un homenaje para agradecerle los intensos instantes de goce musical que disfrutaron las generaciones pasadas, al bailarla amorosa y morosamente con la mujer de sus sueños. Es posible suponer que el maestro Ponce la tituló Yo no sé qué decir, pensando en que quien la oyera quedaría mudo ante la belleza de la melodía”, puntualizó el Musicólogo, Luis Antonio Bonilla Meza.

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