Iguana verde (Iguana iguana)
La iguana verde es una de las especies más visibles y llamativas del Jardín Botánico. Este gran lagarto puede alcanzar hasta 1.5 metros de longitud y se destaca por su piel escamosa de un verde intenso, especialmente en ejemplares jóvenes. Es un animal diurno, experto trepador, que prefiere vivir en las copas de los árboles o cerca de cuerpos de agua. Su alimentación es predominantemente herbívora, consumiendo hojas, flores y frutos, lo que la convierte en una pieza clave para la dispersión de semillas y el equilibrio del ecosistema local.
Lagartija común (Ameiva ameiva)
La lagartija común es un reptil terrestre de cuerpo alargado y colores que varían desde marrones hasta verdes y azules. Ágil y rápida, esta especie se adapta a áreas con vegetación baja y suelta. Su dieta es omnívora, incluyendo insectos, pequeños vertebrados y frutas, desempeñando así un papel importante en el control de plagas y en la dispersión de semillas dentro del jardín.
Culebra de agua (Helicops angulatus)
La culebra de agua es una serpiente semiacuática que habita en zonas cercanas a riachuelos, charcas y áreas húmedas del Jardín Botánico. De cuerpo oscuro con manchas claras o amarillas, esta serpiente no es venenosa y se alimenta principalmente de peces y anfibios. Su presencia contribuye al control de poblaciones de presas acuáticas y mantiene el equilibrio en estos ecosistemas.
Serpiente coralillo (Micrurus spp.)
La serpiente coralillo es una pequeña serpiente venenosa reconocible por sus anillos rojos, negros y amarillos. Su veneno neurotóxico es potente, pero la serpiente es tímida y evita el contacto con humanos. Se encuentra en áreas secas con vegetación densa y juega un papel importante en el control de pequeños roedores e insectos, ayudando a mantener la salud ecológica del jardín.
Sapo gigante (Rhinella marina)
El sapo gigante es un anfibio robusto, conocido por su gran tamaño, piel verrugosa y coloración marrón. Habita en zonas húmedas y charcos dentro del Jardín Botánico. Este sapo produce toxinas en su piel que funcionan como defensa ante depredadores. Su presencia es común en ambientes alterados y es fundamental para controlar poblaciones de insectos, especialmente mosquitos.
Ranita de cristal (Hyalinobatrachium spp.)
La ranita de cristal es una pequeña rana con la particularidad de tener el vientre transparente, lo que permite observar sus órganos internos. Habita en áreas cercanas a cursos de agua y vegetación húmeda dentro del jardín. Es muy sensible a cambios en la calidad ambiental, por lo que su presencia es un buen indicador de la salud ecológica del lugar.